Los polímeros son, en general, aislantes eléctricos, pero se pueden convertir en conductores o semiconductores introduciendo en su estructura pequeñas cantidades de átomos que alteran la disposición original de las bandas energéticas.
El proceso, semejante al estudiado en la unidad de enlace metálico, se denomina dopaje. Por ejemplo, si se hace pasar una película de acetileno por una disolución de yodo, el polímero será conductor tipo N, y sí se hace pasar sobre sodio metálico en mercurio, será de tipo P. En el dopaje tipo P, el polímero es deficiente en electrones y atraerá hacia sí los iones negativos. Si es de tipo N, ocurrirá lo contrario.
Los polímeros con propiedades conductoras son conocidos como metales sintéticos y constituyeron, a partir de su descubrimiento en 1976, una revolución en la industria electrónica. Se usan en general para elaborar las capas de circuitos electromagnéticos, películas antiestáticas y aparatos de identificación de radiofrecuencias.
En el año 2000 se concedió el Premio Nobel de Química a Alan J. Heeger (EE.UU.), Alan G. MacDiamid (EE.UU.) e Hideki Shirakawa (Japón), por el descubrimiento y desarrollo de polímeros conductores.